Alonso Cuesta abre una ventana a los yermos campos de esta tierra y a la brisa con sabor a sal en una pequeña muestra exultante de color. En el Carmen 13 hasta junio

La soledad de los campos castellanos es menos cuando salta al lienzo en un jovial, fresco y rabioso verde y el mar abandona su fiereza cuando las barcas atracan en un océano naranja. Rodrigo Alonso Cuesta abre una ventana a la belleza en Mares de secano, la pequeña colección exultante de color que cuelga en las paredes del Carmen 13 hasta el mes de junio.

El pintor burgalés rescata en este local una parte de la exposición que con el mismo título realizó hace un año en Villarcayo animado por la profesora Esther López Sobrado, compañera suya en el IES Merindades de Castilla de esa localidad, donde impartía clases de Plástica.

Tres partes articulan la muestra unidas por «la alegría, el optimismo y el positivismo» que quiere transmitir con una reconocida influencia de Hockney.

Castilla protagoniza la primera. Está representada en El Mesquilón I, una poderosa vista de su pueblo, con una vital paleta que destierra la soledad. La segunda huele a mar aunque en ningún momento salpique. El espectador surca el agua en calma subido a unas barcas de pescadores que se recortan en fondos planos de color y quedan amarradas por unas cuerdas que se pierden en el marco. Estas marinas, dice el autor, nacen en los cursos realizados en la Universidad Menéndez Pelayo a las órdenes de grandes artistas como Antonio López o Juan Genovés. Y en la tercera, una suerte de bodegones solitarios, botellas de distintas formas y colores, se advierte la huella de Morandi, pero en clave colorista.

Mares de secano es el hilo que mantiene atado a Alonso Cuesta a la creación pictórica, abandonada en los últimos tiempos en favor de la educativa. Tras pasar por Villarcayo, este curso está en el IES Segundo de Chomón de Cantavieja (Teruel) a la vez que se prepara las oposiciones. «La pintura es muy inestable. La educación me ha salvado de la crisis», confiesa encantado y convencido de que ha encontrado su segunda vocación. Ojo. La primera sigue latente.

Fuente de la noticia: Correo de Burgos

Fotografía: Raúl Ochoa para Correo de Burgos